Son tantas las veces que escucho a mis pacientes decirme cosas como "debería estar bien," "debería ser feliz," o "no debería estar triste," que he decidido escribir este post para ayudarte a aclarar algunas ideas.
La forma en la que pensamos, las palabras que utilizamos para dar forma a nuestros pensamientos, son muy importantes. No es lo mismo pensar: "debería estar bien", que "me gustaría estar bien." Lo primero bloquea tu acción. Lo segundo te lleva a buscar soluciones y ponerlas en práctica.
"Debería estar bien"
Es la forma más habitual de expresarlo. Cuando mis pacientes me dicen esta frase, les ayudo a entender qué es lo que ha sucedido en su vida que les ha llevado a sentirse así. Siempre hay una causa, siempre (y muchas veces son varias), para sentirse mal.
Con frecuencia, verás cómo intentas negarte estas causas, porque no crees que sean tan importantes, porque no eres consciente, o porque te niegas a creer que eso te esté afectando tanto.
En la práctica diaria me encuentro de todo, personas que tras una separación "deberían estar bien," quien después del fallecimiento de una persona cercana "no debería sentirse triste," quien trabajando en un ambiente tóxico "no debería sentir ansiedad," o quien se enfrenta a un gran cambio en su vida y "debería estar feliz."
Seguramente mientras leías esto último, hayas pensado que es normal que estas personas se sientan mal (a veces, entendemos y validamos mejor a los demás que a nosotros mismos). La realidad es que estas personas, no estaban siendo conscientes de estas causas. Esto pasa cuando las expectativas son irreales.
Si, por ejemplo, vas a comenzar a trabajar en un sector donde siempre habías tenido ganas, es posible que sientas nervios, miedo o inseguridad. Pero que estés pensando "debería estar bien y sentirme feliz porque he conseguido lo que siempre he querido." Surgen entonces dos problemas: por un lado estás invalidando tus emociones, y, por el otro, no estás siendo consciente de la realidad, con lo cuál no conseguirás otra cosa que sentirte peor porque no podrás poner en marcha las soluciones adecuadas.
De manera que, para no dejarte llevar por estos "debería", tienes que intentar:
💡 Ser consciente de la causa (o causas) real por la que estás mal.
💡 Validar tus emociones y ser compasivo contigo mismo.
💡 Poner en práctica las soluciones adecuadas en base a la causa del problema.
💡 Tener confianza en ti mismo y en tus capacidades para afrontar la situación.
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